
Mire, a usted primero se le engaña asegurándole que el recorrido es de tipo “familiar” y que no pasará de una cantidad de kilómetros que, si usted lo piensa bien, no serían más que los que camina una vendedora de tarjetas de llamadas en un semáforo. Luego se le asegura que el terreno tiene pocas subidas, pero no bien sale usted del punto de partida tiene que tomar una fuñida cuesta que al terminarla -si es que la termina montado- llega con un sabor a suela de zapatos en la boca. Por supuesto, siempre hay un “pro” que va a su lado con la frescura de una mariposa, hasta cantando algún tema de Lucho Gatica, y asegurándole que eso es psicológico y que con sólo manejar la respiración, bajar la cabeza, mantener el ritmo, hacer un buen uso de los cambios, mantener la postura de la espalda, hidratarse… ¡uf!... sólo con eso, “¡la subida es fácil!”.
Ya en la ruta es que uno se entera de que era necesario llevar un tinaco de agua, pues no hay colmados hasta después de treinta kilómetros, ¿y adónde diablos vamos a cargar tanta agua? Pero la cosa no se queda ahí, si tiene usted suerte le tocarán veinte o treinta kilómetros de puras subidas y, mientras piensa que su consuelo será el regreso, cuando todas las subidas se conviertan en bajadas, ¡no, no!, al líder del grupo se le ocurrirá que es mejor regresar “por el otro lado” para hacerlo un poco más interesante y ¡tomar nuevas subidas!

No llegará a ningún lado sin antes tomar un camino de piedras que le revolverá el contenido estomacal cual licuadora y le hará convulsionar al punto de la expulsión bucal, si no por otra vía.

Digamos entonces que las tres razones son válidas y que quienes nos hemos metido en esto somos un poco de cada cosa: Gallardos, Tercos e Inocentes.
3 comentarios:
Amigo insaciable Victor:
Realmente usted se ha dedicado a plasmar en blanco y negro la voz de nuestra conciencia, en lo que es el inicio de esta entretenida actividad. Todos hemos pasado por ello y es bueno que los que vengan sepan que lo pasaran. Luego le queda a uno el grato recuerdo de haber pasado "el niagara en bicicleta", y que despues, otros lo que pasaran.
Siga pues, ilustre insaciable, haciendonos saborear las vivencias que se tienen sobre este, muy en moda, artefacto, que es la bicicleta.
Rpoueriet
Eso nos pasa con mas frecuencia a los novatos, sobre todo cuando no conocemos las rutas, cuando vamos subiendo, decimos, "wao, gracias a Dios que ya se esta terminando esta cuesta, seguro viene una bajaita", pero, NOOOOO, siempre viene una subida mas prolongada, y ahí es cuando uno dice, “que yo hago aquí”…
Exelente articulo!!!!
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